martes, 24 de junio de 2008

Vivir adrede

Leo Vivir adrede, del maestro Benedetti.
Dice Benedetti que hemos inventado museos de todo tipo, pero nos falta un museo de alegrías. Me rindo a sus pies.
Sus reflexiones me recuerdan a En esto creo, de otro maestro, el Sr. Fuentes. Y a El libro de los abrazos, de otro más, Galeano.
¿Qué tendrá aquel otro lado del Atlántico donde nacen tant@s maestros?
Desde luego, me tiene a mí atrapada.

lunes, 16 de junio de 2008

14.06.2008

Sólo quedo yo por colgar mi post. No lo he estado retrasando a posta, no: simplemente no tengo palabras desde el sábado, no sé exactamente cómo describir todo lo que siento. No tengo ni idea. Se juntaron muchas cosas, muchísimas y todas buenas. Como bien dice mi buen amigo Clandestino, sí, fue un día perfecto. El casi desapareció ese día.

Lo único que sé es que fue un sueño hecho realidad. Sí, sí. Desde hace años tengo claro que necesito pensar que mi vida no se puede limitar a permanecer ocho horas al día en una oficina. Siempre me he rebelado ante esa realidad y de repente, aunque mi realidad sigue y seguirá siendo ésa durante muchos años, este sueño me permite pensar que podría haber otra vida al otro lado, sabiendo que es muy complicado, si no imposible.

Lo que más me impresionó fue la cantidad de personas, de amigos y amigas que se acercaron a mostrarnos su cariño. Esto es impagable. Yo me sentía en una nube viendo caras conocidas, viendo a mi gente y viendo a todas esas personas a quienes nunca antes había visto, pero con quienes compartimos muchas cosas: me refiero a los blogueros allí presentes, que a mí me dejaron boquiabierta. Apenas hablé con los asistentes, la verdad, por una serie de razones que algún otro día contaré, pero pude saludar a Vitru, a Irre, a Estili, a Simpulso y a Géminisdespechada (me perdí a Joako…así que me quedo con las ganas para la próxima). Vitru, ya te lo dije en el blog del Zurdo: no tengo palabras…..

A tod@s, no podéis imaginar cuánto os agradezco el apoyo, lo que significó vuestra presencia. Siento que soy incapaz de transmitiros lo afortunada que me sentí y por eso lo único que sé hacer es agradeceros ese gesto. Agradecerlo de corazón.

El mismo sábado, en esa pequeña librería ocurrió algo más que ha hecho cambiar sustancialmente mi realidad. No sé si será un espejismo o no, pero lo cierto es que parece que la presa se ha abierto un poquito porque comenzaba a desbordarse. Son muchos años esperando ese gesto, demasiados, ahora me doy cuenta. Demasiado tiempo perdido y demasiado sufrimiento. Y esto sólo lo sé yo.

Demasiadas emociones juntas que no me dejaron dormir la noche del sábado al domingo, y que me hicieron llorar el domingo por la mañana durante un buen rato sin poder parar. Todo esto hizo que el sábado apenas pudiera hablar con much@s de vosotr@s. Alguno@s sabéis de qué hablo.

Hoy he vuelto al zulo, a este zulo gris que me come las energías día a día, y que cada vez entiendo menos. O que quizá nunca entendí.

El sábado vino una amiga a quien hacía tiempo que no venía, con su precioso hijo Pablo que no dejaba de sonreírme (¡afortunada yo!). Y me dijo que hay personas tóxicas. Yo nunca había logrado definir en una palabra a una persona con tanta precisión. Pero ésa es exactamente la definición: este zulo es tóxico. Y siento la toxicidad en aumento, día a día, minuto a minuto. Así que he tomado una decisión que se retrasará a septiembre. Ése es mi límite porque emocionalmente me tiene machacada.

Hoy sigo en mi nube, pero han llegado residuos tóxicos que me están bajando a marchas forzadas a la realidad porque pesan demasiado. La desintoxicación es un proceso complejo. Pero hoy puedo decir que comencé a desintoxicarme.

Y bueno, qué decir de Clandestino y el Zurdo. Chicos, sois unos currantes. No perdamos lo que tenemos nunca…..

Y para ti, que siempre, siempre, estás ahí....

lunes, 2 de junio de 2008

Auriculares

Estación de Atocha. Tren Alaris. Mi Destino: Xátiva.
7:55 Llego a mi sitio. Me siento en el lado de la ventana. La mujer que ya se encuentra sentada en el lado del pasillo se levanta para dejarme sentar.
8:00 Sale el tren.
8:15 Reparten auriculares (yo llevo los míos). La película que pondrán es Leones por corderos. Siento alegría por dos razones: la primera, porque es la primera vez que ponen una película que me interesa en un tren. Y la segunda, porque no la he visto.
8:16 Engancho mis auriculares para poder escuchar la película. La mujer que se sienta a mi lado lo hace también.
8:20 Comienza la película. No escucho bien. Toco los botones de volumen: las flechas son confusas, no sé cuál sube o baja el volumen. Toco indistintamente los botones para ver si noto variación en mis auriculares. Sigo sin notar diferencia y sigo presionando los botones.
8:25 La mujer que se sienta a mi lado se levanta y se va. Deduzco que no le interesa la película.
8:26 Desengancho el auricular y lo vuelvo a enganchar, por si hubiera algún error de conexión. Todo sigue igual. Vuelvo a presionar los botones de volumen, con algo de enfado, pero sigo sin notar variación.
8:27 Lo vuelvo a intentar. Al presionar de nuevo los botones paro en seco casi horrorizada. Miro fijamente las conexiones de los auriculares. Vuelvo a mirar para cerciorarme.
8:28 Siento vergüenza ajena. Me doy cuenta de que, en lugar de presionar los botones que corresponden a mi auricular, estoy presionando los de la mujer que se sentaba al lado del pasillo. Esto explica dos cosas: una, que yo no notara variación en el volumen, y dos, que la mujer se levantara del asiento tan pronto.
Hay veces en que me doy cuenta de que las personas son unas benditas…