jueves, 24 de julio de 2008

Liberación

Leo en el “Escuela” de hace unas semanas una frase de Constanza Mekis:

“Expresar nuestras opiniones, nuestras impresiones ante personas que nos aceptan y acogen, es un acto liberador que nos permite salir a la aventura de la vida”.

¿No es esto lo que pasa un poco con los blogs?

Y de repente he recordado un post de Estilografic que me gustó especialmente.

miércoles, 9 de julio de 2008

Diez años

Supongo que siempre hay cosas que a una le hacen pensar que algo está cambiando. Aunque también existan otras que también a una le hacen pensar precisamente lo contrario.
Lo que he visto hoy hace que me decante por la primera alternativa, aunque posiblemente mañana, o dentro de un rato, me decante por la segunda.
Situación:
Miércoles 9 de julio. 15h. Me subo al metro en Callao. Vuelvo al trabajo después de comer, o engullir, según se mire. Suben varias personas conmigo, entre ellas, dos chicas jóvenes que van juntas, de unos veinte años.
Voy leyendo. Las dos chicas se encuentran justo en la línea de mi mirada.
Creo percibir un roce cariñoso entre ellas. No le doy más importancia, aunque reconozco que me pica la curiosidad. Así, entre línea y línea de mi libro abierto hoy por primera vez, levanto ligeramente la mirada.
Pasan varias estaciones y justo se colocan al lado mía, a mi derecha, apoyadas en la puerta contraria a la de apertura. Una besa el hombro de la otra –más que verlo, lo percibo, porque no giro la cabeza: mi curiosidad no supera la vergüenza que sentiría por mirar con descaro. Pero el sonido del beso (repito que estoy muy cerca) confirma mi sospecha. Y lo oigo repetidamente. Efectivamente, están en actitud cariñosa (¿quién inventaría esa frase tan espantosa?).
Veo que hay varios pasajeros que miran con curiosidad. Pero nada más.
Afortunadamente, cada vez se ven más este tipo de situaciones, pero suelen darse en horarios, contextos, zonas diferentes a un vagón de metro cualquiera lleno de gente que va o vuelve del trabajo.
Enseguida me bajo. Y me encierro en el zulo preguntándome qué es lo que ha pasado en estos últimos diez años, cuando yo tenía esa edad. No me recuerdo con capacidad de comerme el mundo con 20 años. Es más, creo que el mundo me comió a mí durante un tiempo. Y quizás es ahora cuando me estoy librando de ese mundo que me engulló sin darme cuenta.
Joder, me siento mayor…