viernes, 22 de junio de 2007

Te veo claramente

Veo gente que se va a trabajar, operarios dentro de su coche organizando el día, personas que viven en la calle, ya despiertas, rodeados de perros, y vigilantes jurados mirándoles con curiosidad. Veo ciclistas, motoristas, automovilistas y peatones, y veo a una pareja besándose apasionadamente en un banco del bulevar (la pasión no entiende de horarios, afortunadamente).

Pero sobretodo, te veo a ti. No dejo de verte a lo largo de mi camino. Te veo claramente, como dice el Silvio.

jueves, 14 de junio de 2007

Padres e hijas

Hoy en la comida he coincidido con tres padres, de hijas de diferentes edades (una de 26, otra de 12 y otra de 5). Y hemos estado hablando de cómo se les hace muy cuesta arriba todo lo relacionado con las relaciones sexuales de sus hijas (cosas como “vaya bigote tenía el tío”, “le voy a encerrar en un armario y…”, “como le hagas lo que yo le hacía a las tías, cabrón…”, -refiriéndose, claro, a los “amigos” de sus respectivas hijas).

Les he preguntado si ese “problemilla” tenía que ver con que ellos sabían perfectamente cómo son los tíos...(vale que iba con un poco de mala leche…sé de sobra que no todos los tíos son iguales). Y efectivamente parece que el tema va por ahí (yo hablo con completo con desconocimiento, claro, porque ni soy padre ni tengo hijas…).

Me pregunto si seguimos tratando de forma diferente a hijos e hijas, sin asumir con naturalidad la realidad que nos rodea. Creo que podría ser un buen ejercicio preguntarnos –yo la primera- si como individuos asumimos la diferente realidad que aparece ante nosotros. Porque a lo mejor, sin darnos cuenta, estamos perpetuando ciertos roles. O a lo mejor no.

martes, 12 de junio de 2007

Paredes que hablan

Mayoría no es nadie,
minoría somos todos.


(escrito en una pared de una calle de mi barrio).

lunes, 4 de junio de 2007

La vida es pedalear

La pliego, la meto en el ascensor, la bajo del ascensor, la despliego, me pongo los reflectantes, me subo, miro a izquierda, miro a derecha y por fin, pedaleo…
Los paseantes me miran, los conductores se giran para verme, a los motoristas les da envidia (y a mí ellos…¡mi reino por un motor!), los autobuseros me guiñan un ojo, los polis me saludan (con la cabeza, que las manos las tienen ocupadas), los perros se me acercan como si de un colega se tratase, y me huelen (y yo a ellos).
Y yo grito (sin gritar): ¡libertad (divino tesoro)! Y sonrío sin sonreír. Y todos se quedan helados, asustados, no se inmutan.
Y con tanto ajetreo llego cansadísima al trabajo.

PD Maravillosa película cubana es La vida es silbar.