miércoles, 31 de enero de 2007

Normalidad anormal

Hace un tiempo llamó a la puerta de mi casa un chico joven, un comercial. Transcribo la conversación que mantuvimos:

- Vengo a comprobar las conexiones telefónicas (y ya estaba casi mentiéndose en mi casa).
- ¿Eres de Telefónica? (bloqueando la puerta).
- No (y no me dice de qué empresa se trataba ni llevaba ningún tipo de identificación), pero somos una compañía que ofrecemos un servicio integral de comunicaciones con una tarifa estupenda...
- No me interesa, lo siento.
- Es que puedes ahorrarte mucho dinero.
- Ya pero estoy contenta con lo que tengo, gracias.
- Mira, es que te puedo ofrecer un ahorro importante.
- Vale, pero es que no me interesa, y perdona pero creo que soy yo quien decide qué es interesante o no para mí....
- (muy sorprendido de mi respuesta) Adiós (a regañadientes).

Y se marchó sin haber entendido nada...ni yo...

¿El que la sigue la consigue?

Hoy he acabado cediendo a la pretensión de una tercera persona por su insistencia (situo esta experiencia en el ámbito laboral). Mea culpa. Pero he sido consciente de ello, quiero decir, que tras 5 ó 6 noes, y tras las consiguientes 5 ó 6 insistencias, con todo mi hartazgo, he decidido racionalmente ceder (digo racionalmente por el hecho de que se trataba de minimizar esa pérdida absurda de tiempo y no perder mi equilibrio mental, si lo tuve en algún momento).

Realmente la situación era poco importante, más una cuestión de postura que otra cosa, pero, ¿por qué nos tenemos que salir con la nuestra cuando la decisión, si somos sinceros, no es realmente nuestra? ¿por qué no respetamos las decisiones de otras personas cuando el decisor es el afectado, y por tanto, quien legítimamente ha de decidir?

Creo que la respuesta a la pregunta de origen es que sí...

lunes, 29 de enero de 2007

Contención emocional

¿Tiene justificación que nos sintamos tan angustiados que amarguemos la vida de los que tenemos a nuestro lado?

Todos tenemos días buenos y menos buenos, cosa que nos lleva, ¿inevitablemente?, a ser desagradables con nuestra personas queridas (y no queridas).

Esto tiene que ver con la relación de pareja entre una amiga y su marido. Abogo y lucho por la contención emocional negativa (y por la no contención emocional positiva), cosa que evidentemente no consigo siempre que quiero. Convivir implica respeto permanente y radical, en todos los sentidos: respeto por sus decisiones, por su forma de ser, de entender la vida...es decir, respeto como máximo exponente.

Es cierto que no es fácil estar enfadada con el mundo y mantener la boca cerrada (y los ojos...) hasta que la tempestad amaine, pero, ¿y si no tuviéramos a nadie al lado? ¿qué pasaría si estuviéramos solos y no tuviéramos a nadie hacia quien dirigir nuestra ira? ¿la incontinencia verbal en los malos momentos cobra sentido cuando tenemos una persona al lado?

P.D. Muy recomendable el artículo Esfínteres en Involucionado.

domingo, 28 de enero de 2007

Por una vez, obedezco...

Y me dice que me vaya:

-Venga, ¿quieres irte de una vez a escribir algo?.
-Que no, déjame que te ayude, va que así es más rápido...
-Pero será plasta, ¡que te vayas! Vete a hacer tus cosas, anda...

Y me siento aquí delante...a ver la vida pasar...mientras escucha y escucho a Drexler a lo lejos...

Sí, vosotros...

Los culpables de este espacio son los policarbonados, principalmente el abuelo, clandestino y el zurdo, y ellos lo saben...

¡A vuestra salud! Espero muuuuuuuuuchos apapaches...

sábado, 27 de enero de 2007

A mí por clases no me viene nada...


Esta mañana ha amanecido poco apacible, con frío –tampoco muchísimo, pero se ve que la falta de costumbre nos hace exagerar un poquito-, agudizado por un viento que se levantó ya anoche.

Mi calle, una preciosa calle en Lavapiés, habitualmente sucia cuando salgo a trabajar por la mañana -algo a lo que nunca me acostumbraré y además, me niego–, es una calle con mucho tránsito de gente y con varias tiendas de alimentación que generan mucha basura. El Ayuntamiento de Madrid, lejos de tratar de solucionar este tema, lo ha agudizado desde más o menos, los últimos dos años: no sólo no se prodiga en cuidados, más bien cada vez nos olvida más, como si no quisieran verlo. Esta mañana la calle estaba excesivamente sucia, algo que ya clamaba al cielo, era como una batalla campal: papeles por todos lados, periódicos y todo tipo de cosas desperdigadas por el suelo, cajas, basura, etc, cosas totalmente vulnerables al viento que soplaba.

Al llegar a la plaza, guardándome mi rabia otro día más, y tras comprar el periódico, una señora que justo iba detrás mía caminando, iba diciéndose en voz alta:

“Convivencia, convivencia, si es que da asco cómo está la calle, todos los días igual. Hay gente que todavía no se ha dado cuenta de que la limpieza no es sólo ducharse por las mañanas...es que da asco la calle. Es que ya no voy a subir más por Lavapiés, Ave María u Olivar, porque es que da asco. Y claro, el ayuntamiento no hace nada, se dedica a gastar nuestro dinero en otras cosas y es que no puede ser...siempre igual...”

Y yo, aún dormida, pero corroborando lo que la señora decía comencé a preguntarme, ¿cuál es la solución a este problema?¿Se trata de un problema de convivencia, es decir, respeto? ¿O quizás de dejadez por parte de las administraciones públicas, leáse, el Ayuntamiento de Madrid? No hay que olvidar que el tránsito de gente que tiene el barrio de Lavapiés no lo tienen otros barrios ni otras calles (y más en verano, con las terrazas), por lo tanto, ¿cómo tendría que medir el ayuntamiento el número de barrenderos que una calle tiene que tener y la frecuencia? Se sabe además que el barrio de Lavapiés tiene una densidad de población que no tienen otros barrios, ¿por qué entonces permanece tan sucio siempre? ¿Somos, de verdad, más sucios que en otros barrios? ¿Por qué en el barrio de Salamanca me he encontrado habitualmente con tres barrenderos al mismo tiempo por acera (calle Goya), y a diferentes horas del día? ¿por qué en el barrio de Chamberí, en la zona de Almagro, que sabemos que es zona de trabajo donde no hay vida nocturna, cuando en mi barrio no baldeaban las calles por restricciones de agua, este verano allí sí lo hacían? ¿De nuevo volvemos al asunto de que los políticos corresponden con sus políticas a sus votantes? ¿De nuevo hablamos de que existen clases, barrios “altos” y barrios “bajos”, y no lo digo por la orografía precisamente?¿el lugar en el que vivimos condiciona lo que somos para otros, y por tanto, cómo merecemos ser tratados? ¿queremos con nuestras políticas y acciones municipales estigmatizar aún más ciertas zonas de Madrid? ¿cuál es la imagen con la que se marcha un visitante de Lavapiés? ¿y si visita el barrio de Salamanca? ¿y cuál es su conclusión en cada caso, si desconoce el problema? ¿que el ayuntamiento limpia en función de sus votantes y no en función de las necesidades o que en Lavapiés somos menos civilizados?


Ah! Casi había olvidado que hay clases, y clases...