lunes, 15 de septiembre de 2008

Si adoctrino yo, sí vale

Hoy he escuchado que la Espe, nuestra maravillosa Presidenta, decía, con respecto a la asignatura Educación para la ciudadanía y Derechos Humanos, que los valores los tienen que transmitir las familias a los hijos (criticando los valores contenidos en dicha asignatura).

Evidentemente, esto es así, quiera o no la señora presidenta. El problema viene cuando las familias no trasladan valores universales como el respeto, en general, y el respeto a las diferencias en particular (y digo diferencias: de opinión, de forma de vida, de color, de elección, de origen…). Pero esto es difícilmente evitable y no lo va a cambiar una escuela que imparta esta asignatura, porque, como digo, los valores los transmite, fundamentalmente, la familia.

Pero eso no quita que las escuelas y otras instituciones educativas practiquen eso que hace ya años se denominó Educación en valores (y aquí me acuerdo del Abuelo, el primero que me habló de Lucini, para mi fortuna). En valores universales como la ternura, el respeto, la solidaridad, la generosidad, la libertad, la responsabilidad individual y social, la igualdad…que es lo que, definitivamente, esa asignatura promueve.

La polémica existente es, sencillamente, falsa, y creada para levantar a una parte de la sociedad que se niega a asumir que ésta evoluciona, como todo ente. Basta con leer la LOE para comprobarlo. El currículo plantea un contenido de mínimos, que cada editorial de libros de texto adapta a su ideario, y cada escuela utiliza el libro de texto que más se adapta, al mismo tiempo, a su doctrina. Y puedo asegurar que hay libros en los que, por ejemplo, no se habla de los tipos de familia que existen en la sociedad española, sino de la ÚNICA familia que existe para ellos (católica, apostólica y romana). Porque el resto, simplemente, no existe. Tan fácil como comprar libros de Everest, Casals…

Pero, aparte de esto, a mí me encantaría que la Espe fuera coherente con lo que dice, y lo aplicara, no sólo a lo que a ella le conviene (es decir, prohibiendo la asignatura, cosa ilegal por otro lado), y que prohibiera la existencia de colegios privados y concertados (en Madrid, fundamentalmente católicos), estandartes -cada uno a su estilo- de unos valores y doctrinas particulares (y en ocasiones, muy excluyentes y elitistas).

Señora Espe, hágalo por favor, prohíba el adoctrinamiento. Pero todo, no sólo el que no le gusta.

martes, 2 de septiembre de 2008

Todo sigue igual

Cuando paso un tiempo fuera de casa mi piel se inventa la sensación absurda de que todo podría ser diferente a como solía ser antes de irme, e incluso que podría haber desaparecido. Siento que quizás vuelva y no tenga casa porque seguramente nunca antes la tuve, ni familia que me espere, y que quizás hasta mi rutina es inventada. Como si todo hubiera sido un sueño: toda la vida que recuerdo, mi vida, un largo sueño del que de repente voy a despertar sin recordar mi verdadera vida.
Pero no, afortunadamente cuando vuelvo, todo sigue igual. Lo bueno y lo malo, lo triste y lo alegre, lo tierno y lo crudo. Mi vida. Y cuando abro la puerta de casa, suspiro aliviada.