miércoles, 31 de enero de 2007

Normalidad anormal

Hace un tiempo llamó a la puerta de mi casa un chico joven, un comercial. Transcribo la conversación que mantuvimos:

- Vengo a comprobar las conexiones telefónicas (y ya estaba casi mentiéndose en mi casa).
- ¿Eres de Telefónica? (bloqueando la puerta).
- No (y no me dice de qué empresa se trataba ni llevaba ningún tipo de identificación), pero somos una compañía que ofrecemos un servicio integral de comunicaciones con una tarifa estupenda...
- No me interesa, lo siento.
- Es que puedes ahorrarte mucho dinero.
- Ya pero estoy contenta con lo que tengo, gracias.
- Mira, es que te puedo ofrecer un ahorro importante.
- Vale, pero es que no me interesa, y perdona pero creo que soy yo quien decide qué es interesante o no para mí....
- (muy sorprendido de mi respuesta) Adiós (a regañadientes).

Y se marchó sin haber entendido nada...ni yo...

4 comentarios:

Kim dijo...

Un día deberíamos dejar entrar en nuestras casas a estos vendedores y acojonarles.
Si yo fuera vendedor también querría entrar en tu casa con cualquier excusa.

mexileña dijo...

Encerrarlos solos en tu casa para que tengan todo el tiempo que quieran de comprobar las conexiones telefónicas...así se les iban a quitar las ganas de engañar al personal...
¡Lo de la casa es mutuo!

Anónimo dijo...

Se meten en tu casa, en tu intimidad..., a través del teléfono, a través del timbre..., bienvenidos a la sociedad del bienestar.
La protección de la intimidad, por medio de leyes inútiles de protección de datos, haaa!!! me río por no llorar..., me acaban de acosar telefónicamente, y no sexualmente.

mexileña dijo...

Un comentario de mi vespa favorita, ¡qué honor! (sé que no te prodigas...y me encanta...). (muy bueno, por cierto...).