Paso por la plaza: un hombre en el suelo, aparentemente durmiendo la mona. Dos policías se acercan a él. Y se van.
El Caja Madrid de la Ronda alberga, al menos, a cuatro drogadictos en pleno acto amoroso con aquello que les hace evadirse de la realidad.
Cerca, en la calle, me acerco a un hombre tumbado boca abajo en el suelo. Inquieta, miro para verle la cara, y suspiro al verla roja y con vida.
Hoy se pasea al santo por el barrio, limpio como nunca en su superficie, pero con las raíces más podridas que nunca.
martes, 7 de agosto de 2007
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4 comentarios:
El santo debería bajarse del pedestal y ponerse a barrer o a utilizar la manguera...
no no que da mucho miedo...
Yo lo que creo es que a quien corresponda en el barrio debería de preocuparse de otras cosas antes de sacar al santo a la calle.
En eso estamos Clandestino, en eso estamos...pero el problema es que eso es Madrid, casi, vayas donde vayas porque no hay ningún tipo de políticas sociales...Sólo operaciones de limpieza que van trasladando lo "indeseable" a otros lugares...
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