lunes, 17 de septiembre de 2007

Brindis

La vida no deja de darnos sorpresas, sorpresas maravillosas. El paso del tiempo modifica los acontecimientos, y en algunos momentos convierte un hecho negativo en el inicio de una etapa maravillosa. A veces, como es el caso, más rápido y fácil de lo que nadie habría imaginado.

Esto apoya mi tesis de que todo es relativo, y de que, por ello, es importante esforzarse en perder los miedos que, al menos yo, llevo a mis espaldas y que nos amargan la existencia tantas veces.

No sabes la alegría que me ha dado verte tan bien, tan contento, tan ilusionado, tan lleno de cosas por dentro, y con esa alegría en tu mirada.

Desde el viernes quería decírtelo. Esto va por ti, abuelo.

2 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Por necesidades del guión no pude ver esa mirada, la atisbé durante unos segundos, pero por lo que me han contando tenemos razones suficientes para brindar a base de bien.
¡Un abrazo para el abuelo y el acompañamiento!

Mújol dijo...

No me merezco tanto cariño. Y si lo merezco, me da mucha vergüenza. Un besazo en toa la boca.