Me gusta discutir, me gusta enfrentar opiniones, con argumentos, sin tratar de convencer a nadie, sólo argumentando. Creo que ésa es la base del diálogo: escuchar, argumentar, replicar, respetar y llegar o no a consenso, dependiendo del tipo de discusión y de la necesidad de éste.
Pero creo que no sabemos discutir, que muchas personas no estamos preparadas para escuchar una opinión diferente a la nuestra, porque, en muchas ocasiones, ni siquiera tratamos de comprender. No creemos en la riqueza que nos puede aportar una opinión diferente y tendemos a pensar que, si no opinan lo mismo que nosotros, están en contra nuestra. Y así, vemos enemigos donde no los hay, y tendemos a personalizar y a reprochar en las discusiones.
Pero hablo de discutir con argumentos, no de lanzar pensamientos sin base, porque entonces entraríamos en el terreno de las creencias, que suelen estar reñidas con la razón y, si no sabemos diferenciarlas de una opinión, promueven el enfrentamiento.
Hoy el mundo me duele un poquito más, pero ya se me está pasando.
martes, 29 de enero de 2008
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4 comentarios:
Veo que has tenido que hablar con políticos. Lo siento de verdad, un beso muy fuerte aunque no sé si te servirá de algo.
Te entiendo. Discutir desde el diálogo. Discutir con muros de piedra levanta dolor de cabeza.
Y to te mando otro beso muy fuerte como el de Jovekovic porque eso siempre sirve para algo.
Mil gracias a los dos...
Jove, ha sido realmente una discusión, no con políticos, pero sí de política donde en algunos prevalece el miedo a perder lo (poco) conseguido. Y agota ser la tocapelotas permanente...
Ahhhhh, como te entiendo. Tantas veces me ha pasado que el de enfrente se lo toma de manera personal, o se siente atacado, o simplemente se encierra en soltar su discurso de manera repetitiva, que la frustración es tal que acabas pensando que nunca más.
Ya sé lo que son los apapaches, así que te dejo un puñaíto
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