jueves, 6 de noviembre de 2008

Mal sabor de boca

Estoy harta de que la gente no quiera problemas. Es la excusa perfecta para no comprometerse con nada, para no luchar por nada, para conformarnos con lo establecido aunque lo odiemos.
Estoy harta de la gente que es políticamente correcta. Es una de las peores formas de hipocresía.
Estoy harta de que la gente ponga buena cara cuando no le apetece. No es necesario engañar a nadie.
Me gusta la gente sincera, que va de frente, que no esconde nada, por eso no quiero buenas caras a mi alrededor: yo no puedo ponerla si alguien o una situación no me gustan. No sé engañar ni mentir, ni dorar la píldora a nadie, y no me interesa aprender ninguna de esas cosas. Y eso a veces me sale caro. Aunque para mí, lo caro sería no sentirme bien conmigo misma. Y me siento bien, a pesar de este mal sabor de boca que se me ha quedado y que sé que pronto pasará.
He hecho lo que sentía y me apetecía, y he dicho lo que opinaba. No admito líderes, ni gurús, ni iluminados. Apelo siempre al consenso, incluso a consensuar lo que el grupo entiende por consenso. No entiendo las imposiciones por acción u omisión, ni sobreentiendo nunca nada: me tienen que decir las cosas muy claritas para que las entienda.
Y estoy harta de todas las manipulaciones, especialmente de las que se alcanzan repitiendo continuamente el mismo mensaje (¿cuántas veces, a pesar de la rotunda negativa de la mayoría, se ha retomado el tema de las cámaras?). Y de la falta de información, de la no sinceridad, de las omisiones, de los amiguismos y colegueos con el enemigo, de llevar a tu terreno a la gente, de no admitir que no sabemos compartir ni discutir, y menos aún aceptar lo que la mayoría quiere si no es lo que nosotros queremos.
Estoy harta de la cobardía. De no saber afrontar las decisiones. De tirar la piedra y mirar hacia el otro lado.
Qué difícil es ser parte de un grupo donde sienten que disentir es atacar, y donde se censura la diferencia. Y qué feo es que por ello se margine y se oculten acciones a los disidentes.
Pero la vida sigue y tengo que aprender a gestionar todo esto y a quitarme cuanto antes este mal sabor de boca. Ése es mi trabajo ahora.

10 comentarios:

marisa bop dijo...

Joder Mexi. ¡Qué cerca estamos la una de la otra! Y no sólo porque te tenga a escasos tres metros de distancia durante seis horas de lunes a viernes. Un beso, hermosa, y mañana un café para en nuestro confesionario particular.

Irreverens dijo...

¡Uf! ¡Cuánta razón tienes! Aquí otra que nunca ha sabido esconder lo que siente ni lo que piensa...

¡Ánimo, guapa!

:)

Jove Kovic dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo, y hoy especialmente, que ha sido un día aciago como recuerdo pocos en mi trabajo. Salud y República!

Anónimo dijo...

¿Un cafecito?

Un besazo

mexileña dijo...

Marisiña, el café está hecho! Y cierto, estamos en sintonía…
Irre, es que a mí me parece muy complicado engañar…por eso no puedo poner buena cara siempre…
Jove, espero que se te haya olvidado el día de ayer prontito…eh? Salud y República!
Vitru, qué bien sientan los cafés en estos casos...
Mil besos a tod@s!

estilografic.blog dijo...

"Gestionar", eso es lo difícil, cómo gestionar todo eso. Porque al final muchas veces no nos queda más remedio que gestionarlo.

¡Ánimo y a por ello!

Mariano Zurdo dijo...

AMÉN (y ánimos).

Anónimo dijo...

Como dice mi psico, por lo menos hay gente que cuando está harta, se desahoga y lo dice, otros no pueden.
Yo confieso que a mí me gusta aislarme y escapar, porque soy una debilidad que camina, no me da tiempo a poner buena cara. :)
No vale la pena estar harta, es el bienestar con uno mismo y sus ideas lo que cuenta, lo demás...gotas de lluvia que ni calan.
apapache!

Anónimo dijo...

Acabo de terminar ahora dos informes para dos estudiantes que se van a Colima. Será bonito el sitio?
Besos

mexileña dijo...

Estili, tienes toda la razón: ojalá no hubiera que gestionarlo y sólo olvidarlo. Besos!
Zurdo, amén tú! Besos también!
Mita, totalmente de acuerdo contigo, pero eso es un proceso...
Colima no lo conozco, pero México tiene mucho encanto vayas donde vayas...un apapache!