Mañana de sábado.
-Ringgggggggg (ni caso).
-Ringggggggg de nuevo (y de nuevo ni caso).
-Ringgggggggg otra vez.
-Suena tu despertador…(casi sin vocalizar). (intento de apagar el despertador 1).
-Ringgggggg por cuarta vez (intento de apagar el despertador 2).
-Ringggggg una vez más (intento de apagar el despertador 3). (al ver que seguía sonando y tras intentar tres veces apagar su despertador). No es el mío…(sin vocalizar tampoco).
Me levanto con los ojos cerrados. Me tropiezo con la esquina de la cama. Me tropiezo con la puerta de la habitación. Me tropiezo con el sillón naranja. No recuerdo dónde cojones puse a cargar el puñetero móvil. Consigo abril el ojo izquierdo. Necesito abrir el derecho para localizar el puto móvil. Consigo abrirlo.
-Ringgggggggggggggg (enésima vez).
Localizo el móvil. Lo enciendo (¿a qué inconsciente se le ocurrió que las alarmas funcionen con el móvil apagado?). Espero a que me pida el pin mientras se me cierra el ojo izquierdo. Meto el pin. Me equivoco. Lo vuelvo a meter. Me vuelvo a equivocar. Me cago en el puto móvil. Me concentro al máximo. Por fin meto el pin correcto. Busco la función despertador. No la encuentro.
- Ringgggggggggggggg (enésima vez + 1).
Casi me caigo al suelo del susto joder. Mi única neurona despierta decide que el próximo móvil no tendrá despertador. Por fin localizo la función y lo desconecto mientras el ojo derecho se me cierra también. Vuelvo camino a la cama. Me choco con el sillón naranja. Me choco con la puerta de la habitación. Me choco con la otra esquina de la cama. Me meto a la cama con taquicardia.
Me despierto tres horas después con el móvil en la mano sin poder soltarlo. Me duele la mano joder, se me ha agarrotado. Odio la tecnología.
Mañana de domingo.
-Ringggggggggggggggg
No sé si es ayer, hoy o mañana. Me levanto a buscar el puto móvil. Me choco con la esquina de la cama, también con la otra. Me choco con la puerta y con el sillón naranja.
-Ringggggggggggggggg (otra vez).
Lo oigo muy lejos pero no identifico dónde. Me cago en el puto móvil.
-Ringggggggggggggggggg (tercer aviso).
Oigo desde la habitación:
-Es el mío…vente a la cama…debí conectarlo sin querer al limpiar la mesita…perdón…
Giro 180 grados. Logro, por una vez, esquivar todas las trampas que hay en mi casa. Vuelvo a la cama. Te abrazo. Sólo por eso, me alegro de tener despertadores.
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6 comentarios:
Joder, puede que sea el momento de éxtasis en el que me encuentro ahora mismo, pero chica, deberían existir ángeles que se encargaran de obligarnos a hacer las cosas que hacemos bien.
No sé quién el tuyo (tal vez a quien abrazas), pero dile que no decaiga nunca de repetirte que no dejes nunca de escribir.
Jaja, muy buen post. A mi me pasa mucho eso de que suene el despertador y no conseguir apagarlo y que vuelva a sonar una y otra vez y otra vez y otra vez.
Yo tenía un despertador que la única manera de que se callara era quitándole la pila, lo tiré a los dos días.
Peorparaelsol, la verdad es que fue bastante cómico (superado el mosqueo previo de despertarse un sábado y un domingo a esas horas en las que aún el día no ha empezado).
Gracias Clandestino, aunque estés extasiado...
Gata, yo estuve a punto de tirarme por la ventana el domingo...jajaja.
Debería ser obligatorio que la gente inteligente e interesante escribiera todos los días.
El otro día hice una entrada sobre el humor y la inteligencia. En esta entrada hay de los dos más otro ingrediente fundamental: la ternura.
Me postro ante usted señorita mexileña.
Cuidado con los postramientos Mariano.
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