Volé, volé lejos, volé contigo de la mano, sin darme cuenta, asustada, vigilante. Estábamos allí, flotando entre la ligera niebla, sintiendo la levedad de nuestros cuerpos. Oías mi pregunta aprisionada en un bucle de corto recorrido dentro de mi cabeza, aunque sólo una mínima fracción llegaba a tus oídos. Sé que sentías mi preocupación, pero tú sólo podías sonreír, y mirar al infinito, y cogerme de la mano para que volase contigo, para que no te dejase sola.
Aún recuerdo lo inabarcable que se me hizo el mundo. Me sentí pequeña, tan pequeña al asumir que algo tan minúsculo provocara en mí la sensación terrible de perderlo todo…
jueves, 20 de diciembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
No sé si será la maternidad lo que te ha hecho escribir algo tan bello, pero a mi me lo ha parecido. En cualquier caso, reitero, bello.
No, no Vitrivia, no tiene que ver con la maternidad, pero me alegro de que te "recuerde" sentimientos.
Como suele decir Mariano, yo me meto por el medio de esa niebla, sólo para dejar constancia de mi admiración por tí como persona, y después de esta preciosa entrada, también como personaje.
Publicar un comentario