lunes, 2 de junio de 2008

Auriculares

Estación de Atocha. Tren Alaris. Mi Destino: Xátiva.
7:55 Llego a mi sitio. Me siento en el lado de la ventana. La mujer que ya se encuentra sentada en el lado del pasillo se levanta para dejarme sentar.
8:00 Sale el tren.
8:15 Reparten auriculares (yo llevo los míos). La película que pondrán es Leones por corderos. Siento alegría por dos razones: la primera, porque es la primera vez que ponen una película que me interesa en un tren. Y la segunda, porque no la he visto.
8:16 Engancho mis auriculares para poder escuchar la película. La mujer que se sienta a mi lado lo hace también.
8:20 Comienza la película. No escucho bien. Toco los botones de volumen: las flechas son confusas, no sé cuál sube o baja el volumen. Toco indistintamente los botones para ver si noto variación en mis auriculares. Sigo sin notar diferencia y sigo presionando los botones.
8:25 La mujer que se sienta a mi lado se levanta y se va. Deduzco que no le interesa la película.
8:26 Desengancho el auricular y lo vuelvo a enganchar, por si hubiera algún error de conexión. Todo sigue igual. Vuelvo a presionar los botones de volumen, con algo de enfado, pero sigo sin notar variación.
8:27 Lo vuelvo a intentar. Al presionar de nuevo los botones paro en seco casi horrorizada. Miro fijamente las conexiones de los auriculares. Vuelvo a mirar para cerciorarme.
8:28 Siento vergüenza ajena. Me doy cuenta de que, en lugar de presionar los botones que corresponden a mi auricular, estoy presionando los de la mujer que se sentaba al lado del pasillo. Esto explica dos cosas: una, que yo no notara variación en el volumen, y dos, que la mujer se levantara del asiento tan pronto.
Hay veces en que me doy cuenta de que las personas son unas benditas…

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