miércoles, 28 de febrero de 2007

Inolvidable Gila

Anoche oí una sirena de policía, que paraba cerca de mi casa. Abrí la ventana del balcón, y me asome. Había un coche y unas ocho motos de policía, es decir, unos diez agentes uniformados. Llevaban prácticamente en volandas a un indigente, negro, borracho, que no paraba de gritar.

El tendero de la tienda de la esquina estaba alucinado por la sobredimensión de este acontecimiento: se trataba de un borracho que estaba gritando en la calle, negro, eso sí. Y pobre, también. Cumple así las dos características que lo hacen extremadamente peligroso.

Dice el tendero que el otro día llamó a la policía porque cerca de su tienda se estaban pegando dos personas que se iban a matar, y que lo único que le preguntó la persona que estaba al otro lado del teléfono fue que si eran extranjeros. ¿Desde cuándo la policía sólo protege a nacionales?

No le pregunté al tendero si paró la pelea para consultar a los contrincantes si eran extranjeros o no. Me imagino la situación, en boca de Gila (esta anécdota, que a mí me alarma, le vendría como anillo al dedo):

- Oiga, el que tiene el ojo colgando y en la boca la oreja del otro señor, ¿que me pregunta la policía que si usted es de aquí? Que si no lo es, que se proteja usted solito, vamos, que puede seguir matándose, que no pasa nada.
- Y el otro, el de la cabeza abierta y con una navaja clavada en el pecho, oiga, que si es usted de origen español (es que no me valen los nacionalizados, ¿sabe?).
- ¡Ah! Que son alemanes, pues déjeme preguntar pero seguro que sí vendrá la policía, porque al fin y al cabo son europeos, del oeste, claro, vamos, como nosotros…

Cómo echo de menos a Gila…

4 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Con Gila se fue uno de los mejores denunciantes que había. Desde el humor se atrevía a decir las verdades más sangrantes desde la inteligencia pura.
Y en cuanto al acontecimiento en sí, parece que en los últimos días hablamos de lo mismo en sus diferentes versiones: seguimos sin ser tratados igual dependiendo a veces de cosas tan peregrinas como el color de la piel o el sexo.
La entrada en sí, brillante.

mexileña dijo...

Mariano, si es que le subes la moral a cualquiera...

Mariano Zurdo dijo...

Mexileña, a cualquiera no. Soy muy selectivo para casi todo.

mexileña dijo...

ves? de nuevo me subes la moral...