Cada vez veo más gente en la calle durante mi camino al trabajo, durmiendo en un banco, solos o acompañados, pero sobretodo solos, en cualquier sitio, da igual la zona. Todos ellos comparten un banco como casa y personas alrededor.
Hoy me he fijado en un chico en Atocha, en plena glorieta, tumbado en un banco frente al Mcdonald’s. Un chico joven, bastante joven, medio arropado. Y un hombre más mayor, bien vestido y de pie, hablándole. Me he imaginado que el hombre quería ayudarle. O lo he querido imaginar. Quizás ni siquiera había ningún hombre.
Por las mañanas me duele la vida, y eso que no la comprendo.
martes, 17 de julio de 2007
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1 comentario:
El lunes por la mañana, camino del metro, vi a un hombre dormir en unas escaleras, tapado con un buen número de mantas. Dormía perpendicular a los escalones.
En estos tiempos no sé qué es más difícil, entender la vida o que no te duela.
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